Todo sea por una buena causa.
Cuando metes la mano para darle los únicos dos pesos que te quedaban uno agarra una botella, te mira fijo y te dice: “Ami me gusta la cerveza así que yo té parto la cabeza”. Agarran los dos pesos y se compran un vino, mientras vos te morís desangrado ya que el muchacho tan amable te rompió la botella en la cerveza y después te la incrusto en el pecho.
Ten mas cuidado la próxima. Vuelve a empezar.
Fin